Por Thiago Rodríguez Harispe
“There is a seed of courage hidden (often deeply, it is true)
in the heart of the fattest and most timid hobbit,
waiting for some final and desperate danger to make it grow”
J.R.R. TOLKIEN. The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring.
“The strong cannot be brave. Only the weak can be brave;
and yet again, in practice, only those who can be brave
can be trusted, in time of doubt, to be strong”
G.K. CHESTERTON. Heretics.
La batalla de Sam Gamgee contra Shelob en el último capítulo de Las Dos Torres es, sin lugar a dudas, una de las escenas más memorables de todo el legendarium de J.R.R.Tolkien.
Ocasionalmente, ya sea por la influencia de las películas o por la necesidad insatisfecha de una pendiente relectura, tendemos a apreciar este evento como un mero combate épico que el hobbit Sam realiza para salvar a su amo Frodo. Sin embargo, esta definición es insuficiente. La escena es no sólo el acontecimiento más importante de todo el viaje espiritual que realiza el hijo de Hamfast, sino también una condensación microestructural de toda la cosmovisión teológica que el autor posee acerca de la relación trinitaria entre la humildad, la Gracia y el heroísmo.
Estructura del evento
Repasemos el hecho. Gollum traiciona a Frodo y a Sam dejándolos en manos de Shelob. Sam le recuerda a Frodo que use la luz de Earendil que Galadriel le regaló y ambos empiezan a escapar, pero Frodo, primero, se detiene, se vuelve atrás e invoca a Earendil en Quenya como la más brillante de las estrellas, “como si otra voz hablase a través de la suya” (Tolkien, 2020), luego desenvaina la espada e invoca el nombre de Galadriel, acercándose a la araña e hiriendo sus ojos con la luz y el reflejo de ella en su espada. Shelob vuelve a la oscuridad (temporalmente) y Sam queda admirado. Continúa la huída. Ante la presencia de telarañas y locativamente desorientado, Frodo le da la luz de Earendil a Sam y utiliza a Sting para cortar los hilos de Shelob y escapar. Sin saberlo, abre la trampa prevista por Gollum. Llegan al paso que devuelve sus pasos hacia Cirith Ungol. Sam ve a la espada de Frodo brillar, grita que hay orcos, y se tapa con la capa élfica, ocultando la luz de Earendil. Frodo se adelanta, Shelob reaparece (dado que la luz ha sido cubierta) y lo persigue. Sam le grita que tenga cuidado pero Gollum lo captura por la espalda, agarrándole la garganta y tapándole la boca, regodeándose de su traición. Sam, desesperado, logra zafarse de Gollum dejándose caer hacia atrás y le parte el bastón de Faramir por la espalda. Sam toma su espada y la blande, provocando el escape de Gollum. El hobbit corre hacia Shelob y al ver a Frodo caído, toma a Sting y arremete. Dos veces rápidamente logra herirla en sus ojos antes de que ella intente aplastarlo en dos ocasiones, ambos fracasos pues, ante cada intento de sofocamiento, el hobbit mantiene la espada en alto, provocando que el vientre de la araña se desgarre, obteniendo así la victoria sobre el monstruo.
El simbolismo funcional
Sam se convierte en un protagonista central y definitivo de la historia a partir del libro VI: desde entonces, todo se nos narra desde su perspectiva, como menciona Casagrande (2023). El momento decisivo de este cambio es, efectivamente, su victoria, primero sobre Gollum y luego (y en especial) sobre la araña Shelob. Es el evento que lo consolida definitivamente como un héroe dentro de la historia.
Un gravísimo error sería buscar desesperadamente qué es lo que representa dicha araña. Si tomasemos este camino, deberíamos analizarlo según su simbología mítica. En palabras de Cirlot (1992): “Se considera la araña como animal lunar (…) Así, la luna, por el hecho de regir todas las formas (en cuanto apariciones y desapariciones), teje todos los destinos”.
Vaya, pues parece que Sam no está matando una araña. Está en realidad aniquilando a un animal que se encarga simbólicamente de tejer su destino y él, como héroe que se rebela, escapa de su destino como Edipo…
Hemos de dejar zanjado un asunto: el simbolismo no está en la araña sino en el acto de asesinarla. Da igual si el monstruo fuese una serpiente, un cíclope o un capibara. Lo que importa no es la forma material concreta sino la maldad que el oponente encarna. Esto es algo que el propio narrador nos sugiere en la descripción de la bestia: no es una araña sino “an evil thing in spider-form” (Tolkien, 2004a). Descripción muy similar a la que se nos da de su antepasado, Ungoliant, en el Silmarillion: “In a ravine she lived, and took shape as a spider of monstrous form” (Tolkien, 2004b).
El simbolismo, pues, no es alegórico sino funcional. La victoria sobre el monstruo es un motivo común que se repite en los relatos populares. La araña, en términos de Vladimir Propp (1974), cumpliría aquí el rol en su esfera de acción de ser un “agresor”, el cual es derrotado por medio de una “lucha” llevada a cabo por el héroe . Constituye a su vez una “prueba”, la cual le permite al héroe demostrar su valía y probar que es digno de la misión que se le encomienda.
Es necesario que Sam mate al monstruo porque, al asesinarlo, también se está asesinando a sí mismo. La muerte de Shelob marca la muerte de un tipo de Sam, como nos lo sugiere la descripción del hecho: “Sam era aplastado poco a poco contra el suelo” (Tolkien, 2020). Literalmente, el hobbit es sepultado bajo el vientre sangrante de la araña para luego renacer ante la victoria sobre el enemigo herido.
Las donnas angelicatas y la bifronte fuerza gravitacional
Tanto Gollum como Shelob son derrotados por Sam debido a un vicio espiritual (la soberbia) y gracias al accionar de un fenómeno natural (la fuerza gravitacional).
Gollum cometió el error de regodearse y de no ahorcar a Sam con sus manos cuando tuvo la oportunidad. Esto le dió la oportunidad a Sam de dejarse caer hacia atrás con todas sus fuerzas, permitiendo que la gravedad hiciera lo suyo y aplastase a Gollum bajo su peso.
Shelob también actúa engreidamente, y lo hace tres veces. Primero, pasa al lado de Sam sin prestarle atención y busca directamente a Frodo (el narrador deja en la ambigüedad si es debido a que Sam poseía la luz o debido a que Shelob lo consideraba sumamente insignificante). Luego, no nota a Sam llegar “hasta que lo tuvo a pocos pasos” (Tolkien, 2020). Entonces, aunque Sam logre atacar a sus ojos, ella lo considera aún una “criatura pequeña y miserable” (ibid.). Sam llega a asestar otro golpe antes de que la gran bestia se canse y decida sofocarlo. Su vientre estaba reforzado y “no había fuerza humana capaz de atravesar aquellos pliegues” (ibid.). Pero ella misma se deja caer y, por su propio peso, se hace una herida. Luego vuelve a hacerlo, desesperada, pero consigue el mismo resultado, desgarrándose aún más, “con todo el poder de su propia y cruel voluntad” (ibid.).
Tanto Shelob como Gollum parecen encarnar literariamente y con milimétrica exactitud aquella declaración que Chesterton realiza en Ortodoxia: “Satan fell by the force of gravity” (2014b).
Hemos dicho que previamente Frodo invocaba la luz de Earendil, pero fue recién ante el nombre de Galadriel que la araña retrocedió. Pues bien, luego de su enfrentamiento con la araña, Sam invoca a Elbereth, nombre sindarin dado a Varda, la Reina de las Estrellas. Nuevamente sucede que dicha acción es realizada milagrosamente, “en un idioma para él desconocido” (Tolkien: 2020). Ambas figuras, sin llegar a ser alegóricas, son profundamente cristianas. Como menciona Cristina Casagrande: “La invocación de Galadriel-Elbereth puede ocupar el lugar de la presencia de la madre, en el plano sobrenatural, como María para los católicos. El amor maternal viene al rescate del hobbit ayudándole en su hora de desesperación, pero sin prescindir de la propia fuerza de su hijo” (2023).
Ante la amenaza del enemigo, la respuesta heróica inicia y termina con la invocación de una donna angelicata, representante y agente de una fuerza superior que interviene implícitamente en el marco narrativo. ¿Cómo se manifiesta dicha intervención? En primer lugar, por el don de lenguas (y resulta curioso que el auxilio divino ante la urgencia sea algo que posibilite en primer lugar la posibilidad de solicitar un auxilio). En segundo lugar, por la gravedad misma, que aumenta el peso y la fuerza de los humildes y disminuye la fortaleza y el poder de los soberbios, humillándolos.
De este modo, la victoria de Sam sobre Gollum y Shelob es una magnánima ilustración de lo que sucede cuando la Gracia divina se canaliza en un héroe humilde, fervoroso y esperanzado. Esto desempeña un rol importantísimo en el trasfondo cristiano de la obra, pues ya lo dice Jorge Ferro : “la novela es una afirmación de la esperanza sobrenatural, de la confianza en Dios y no en las solas fuerzas humanas” (2022).
Nuestra gran batalla
Como dice Eduardo Segura: “Las historias (…) tal y como aparecen elaboradas en el mito tolkieniano, son formas de contar literariamente la vida del hombre real. Porque la vida es, en sí misma, un cuento de hadas” (2022). La gran batalla de Sam es, pues, también nuestra propia batalla. Todos nosotros formamos parte de una gran historia y tenemos una semilla que busca germinar.
Pidámosle entonces al Señor y a nuestra Señora la Gracia, aquella loca fuerza de la gravedad que permite que un simple acto cobre la fuerza de mil huracanes. Y no tengamos miedo de la oscuridad que nos encontremos en el camino, pues tenemos una Luz que brilla aún cuando todas las demás se hayan apagado.
No tenemos una espada élfica ni un frasco earendiliano, es cierto, pero tenemos algo aún más poderoso: un tronco vertical unido a uno horizontal… Y ante aquel humilde madero fue derrotado por su propio peso el príncipe del mundo.
BIBLIOGRAFÍA
Casagrande, C. (2023). La amistad en El señor de los anillos. Eucatástrofe Ediciones.
Chesterton, G.K. (2014). “Heretics” en The G.K.Chesterton Collection. Catholic Way Publishing.
Chesterton, G.K. (2014). “Orthodoxy” en The G.K.Chesterton Collection. Catholic Way Publishing.
Cirlot, J. (1992). Diccionario de símbolos. Labor.
Ferro. J. (2022). Leyendo a Tolkien. Vórtice-Eucatástrofe Ediciones.
Propp. V. (1974). Morfología del cuento. Editorial Fundamentos.
Segura. E. (2022). La senda del anillo: un mapa narrativo de la Tierra Media. Alfa Ediciones-Lectio.
Tolkien, J.R.R. (2004). The lord of the rings. Harper Collins.
Tolkien, J.R.R. (2004). The silmarillion. Harper Collins.
Tolkien, J.R.R. (2020). El señor de los anillos: Las dos torres. Minotauro.
2 comentarios
Artículo precioso!
Muy bueno!!!!
Sam es el mejor personaje!!!