“La Naturaleza de la Tierra Media”: ¿Un Tolkien… “inclusivo”?

“Yo no caminaré con tus simios progresivos y sapientes. Ante ellos bosteza el abismo oscuro hacia el cual tiende su progreso… No me inclino aún ante la Corona de Hierro ni dejo caer mi propio pequeño cetro de oro.”

(Tolkien, 1994)

Nuevamente, el sentido de urgencia de Saint-Exupéry nos impulsa a escribir para aportar nuestro granito de arena desde los algoritmos digitales. Todo comenzó una habitual tarde de jueves, cuando el Sr. Bombadil se comunicó con el resto del equipo para comentarnos la situación…

El Tolkien deconstruido:

La noticia de la inminente serie de Amazon en torno al legendarium del Profesor ha despertado la atención por parte de sus seguidores, y ha puesto a analizar y leer entre líneas a los más importantes estudiosos de la obra tolkieniana. Y son ellos quienes, con una sacrificada labor, han hecho énfasis en una innovadora perspectiva ¡Oh, grandes adalides de la tolerancia y el progreso! Su aporte les es enormemente agradecido.

Es claro que ante estas nuevas lecturas sugeridas, no todos están de acuerdo. Pues ¿cómo? ¿Quién pretende descubrir los principios de la diversidad étnica y sexual en los escritos de un autor confeso católico? Es descabellado, considerando que tras años y años leyendo a J.R.R. Tolkien, no se han visualizado referencias a estas nuevas concepciones socioculturales. Bien, eso tal vez no sea del todo cierto…

La próxima serie de Amazon pretenderá incluir caracteres LGBTQ+ en el mundo de Tolkien

Se trata del nuevo libro del autor, “La Naturaleza de la Tierra Media” (The Nature of Middle-Earth), escritos recopilados por el experto Carl F. Hostetter, y que al igual que “El Silmarillion” (1977), otorgan una comprensión más profunda del mundo que creó. Esta edición, por ahora publicada solamente en inglés, ha significado una provechosa fuente para aquellos que alegan a favor de un “Tolkien deconstruido”. ¿Y por qué? Pues, por un curioso fragmento que, luego de viralizarse en Twitter, ha sido puesto bajo análisis. Por fin, parece que las dudas se van a disipar. ¿Será que el Profesor, lejos de rechazarlo, haya hecho un lugar para la diversidad sexual en su legendarium?

Antes de leerlo, hay que aclarar, primero, que aquí Tolkien se dedica a dilucidar términos de la lengua élfica Quenya, y además a exponer cómo era la interpretación del mundo para sus seres, por lo que capaz la cita nos exija dos o tres “relecturas”. En segundo lugar, señalar algunos términos mencionado por el escritor: fëa y hröa, que no significan otra cosa que “alma” y “cuerpo”; y “Encarnados”, que refiere a los seres compuestos de cuerpo y alma (elfos, hombres, enanos y ents). He aquí el susodicho fragmento, añadido tanto en inglés como español para mejor provecho:

“In the matter the Elven-tongues make distinctions. To speak of Quenya: Love, which Men might call “friendship” (but for the greater strength and warmth and permanency with which it was felt by the Quendi) was represented by √mel. This was primarily a motion or inclination of the fëa, an therefore could occur between persons of the same sex of different sexes. It included no sexual or procreative desire, tough naturally in Incarnates the difference of sex  altered the emotion, since “sex” is held by the Eldar to belong also to the fëa and not soley to the hröa, and is therefore not wholly included in procreation. Such persons were often called melotorni ´love-brothers` and meletheldi ´love-sisters`.

(The Nature of Middle-Earth, 2021)

“En este asunto, las lenguas élficas hacen distinciones. Para hablar de Quenya: Amor, que los hombres podrían llamar “amistad” (pero por la mayor fuerza, calidez y permanencia con que lo sentían los Quendi) estaba representado por √mel. Esto fue principalmente un movimiento o inclinación del fëa y, por lo tanto, podría ocurrir entre personas del mismo sexo o de diferentes sexos. No incluía ningún deseo sexual o procreador, aunque naturalmente en Encarnados la diferencia de sexo alteró la emoción, ya que los Eldar sostienen que el ‘sexo’ pertenece también a la fëa y no únicamente a la hröa, y por lo tanto no está totalmente incluido en la procreación. A esas personas a menudo se les llamaba melotorni ‘hermanos amorosos’ y meletheldi ‘hermanas amorosas’.”

(La Naturaleza de la Tierra Media, 2021)

Como vemos, la obra de Tolkien no estaba exenta de profundas consideraciones metafísicas que, en realidad, no tenían intención de ser publicadas. Pero en fin. La traducción, presentada en numerosas fanpage y páginas web, da a entender la cuestión. Básicamente, el autor habla de √mel, o melmë, que es una palabra élfica para referirse a un amor intenso, perteneciente tanto al alma como al cuerpo, y que podía darse en personas de diferente y del mismo sexo. En este último caso, según los seguidores y los profesionales han interpretado, los “amantes” aunque sentían deseo sexual, no practicaron relaciones, manteniendo su melmë en el plano espiritual, siendo llamados “hermanos y hermanas amorosas”.

Esta lectura, que ya está siendo examinada por pertinentes estudiosos de la obra, no solo abre la posibilidad de incluir personajes LGBTQ+ en la próxima serie de Amazon (la cual comentaremos próximamente a través de las redes y la página web); también rompe todo esquema que se ha hecho del pensamiento de Tolkien hasta el día de hoy. Si estas interpretaciones se confirman, podremos ver por fin una parte del célebre escritor totalmente nueva. Una imagen que no estaba delimitada por convicciones tradicionales y arcaicas propias del catolicismo como nos quieren imponer. ¡Al fin! Un Tolkien deconstruido… tal como deseábamos ver.

Deconstruyendo al Tolkien deconstruido:

Dejando a un lado el sarcasmo, es característico de las nuevas ideologías y movimientos posmodernistas la “reinterpretación” de famosas relaciones históricas y literarias. Pasó con Aquiles y Patroclo; con Jesucristo y María Magdalena; con Sherlock Holmes y John Watson. Incluso hace poco descubrí, con pasmo, que se ha aludido a una relación lésbica entre Sor Juana Inés de la Cruz con la virreina María Luisa Manrique de Lara.

«The Nature of Middle-Earth»

Bien, Tolkien no fue la excepción, y lo cierto es que desde hace años que se han propuesto nuevas perspectivas para leer sus libros (siendo el caso de la amistad entre Frodo y Sam, o de Legolas y Gimli), aunque no han pasado de ser fantasías o pretensiones rebuscadas (los famosos shipping del fandom juvenil). Sin embargo, los seguidores se han colgado de este párrafo del reciente libro para presentar una perspectiva más “sólida”, que reafirme que el Profesor no se rehusó a ser inclusivo.

Lamentablemente, y aunque nos pese a todos, estas pruebas no son suficientes, y se deberá buscar otro camino para fundamentar. Acudiendo y consultando a otros expertos tolkienianos, hemos verificado que esta interpretación no es sino causa de una mala traducción. Pasó con El Banquete de Platón, y pasó ahora con Tolkien. 

La traducción propuesta por estas páginas no es muy feliz. Como se lee en el fragmento, el instinto sexual para los elfos no se quedaba solo en el cuerpo (hröa) sino que era un acto propio del alma también (fëa). Hasta ahí, estamos de acuerdo.

El problema recae en el término “melmë”, que es “amor”, y que refieren tanto a la relación entre individuos de distinto como del mismo sexo. Pero cuidado, pues Tolkien no hace referencia al “deseo sexual” entre personas del mismo sexo.

A lo que el texto alude es que “melmë” es amor, pero amor en su sentido general, incluyendo desde el amor de amistad, como al amor conyugal. Con la excepción de que en el amor entre seres de diferente sexo va unido al deseo sexual: “como es natural en Encarnados, una diferencia de sexo alteraba el sentimiento”. Es decir, cuando acontecía un amor entre varón y mujer, podía surgir un sentimiento sexual y procreativo, que no era algo que se daba en todo tipo de amor. Solo en la diferencia de sexo se abarcan ambas dimensiones (deseo sexual y amor). El texto continúa de esta forma: “El deseo sexual (para el matrimonio y la procreación) quedaba representado por el término yermë, pero, debido a que normalmente no ocurría sin melmë por parte de ambos, la palabra melmë se usaba a menudo para describir las relaciones entre amantes antes del matrimonio, o entre maridos y mujeres”.

En fin, como ha acontecido en todas las traducciones descontextualizadas hechas a lo largo de la historia, la palabra “amor” ha sido malinterpretada, quedándose solamente en el campo del sexo y sin considerar la variedad de expresiones de amor que se han distinguido desde la Antigua Grecia hasta nuestros días. De hecho, Tolkien aludirá a esta distinción cuando compare otro término, nilmë, con el philos griego. Pero esto es un tema aparte. Por mientras, si desean profundizar en esta cuestión de las distintas expresiones de amor, les recomendamos leer “Los Cuatro Amores”, de Lewis (1960).

“De hecho, Cristiano, y Católico Apostólico Romano”:

Con esas consideraciones la cuestión puede quedar zanjada. Ese párrafo que se ha compartido en Twitter y que ha querido ser tomado como pilar de una nueva percepción del mundo del Profesor, en ningún momento alude a las relaciones LGBTQ+. Pero queda un contraargumento más. Uno que debería resolver toda duda al respecto:

“Soy, de hecho, cristiano, y católico apostólico romano”

(Tolkien, Carta 195)

La profesa fe de Tolkien debería ser prueba más que suficiente para cortar de raíz toda insinuación a sus libros que vaya en contra de los valores que el cristianismo defiende. Insinuaciones que esquivan tanto la contextualización de la obra, como la formación misma del autor, como la verdad de las enseñanzas de la Iglesia, aunque claro, se admite que eso se da incluso entre sus miembros.

Respecto a la sexualidad, la Iglesia Católica se ha mantenido obediente a las enseñanzas de Cristo y a la Santa Tradición. Tal así lo expresa el Catecismo: “la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”. Son contrarios a la ley natural (…) No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual” (CIC 2357). El catolicismo defiende la armonía del ser humano, creado para la unión entre el hombre y la mujer (según lo expresa el libro del Génesis). Eso no implica que las personas homosexuales deban ser discriminadas injustamente, sino que el cristiano está llamado a defender y promover el orden natural.

Conforme a eso, el católico también debe dar testimonio de la unión heterosexual como la expresión ordenada de la sexualidad, que alcanza su punto más pleno en el matrimonio, teniendo como fin el bien de los esposos y la transmisión de la vida (CIC 2360-2363). Tolkien no solo lo aceptó, sino que incluso dio testimonio de ello: “…el matrimonio cristiano (…) es de hecho, la verdad sobre la conducta sexual para toda la humanidad: este es el único camino a la salud total (…) para todos los hombres y mujeres” (Tolkien, Carta 49).

Suponer que “El Señor de los Anillos” como cualquiera de sus obras guarda un dejo de aceptación a la “diversidad sexual” no solo implica un grave pecado en la figura del escritor, sino también una total incoherencia de su parte. No parece ser así: “El Señor de los Anillos es, por supuesto, una obra fundamentalmente religiosa y católica” (Carta 142).

«Ningún detalle de la moral cristiana es válido sólo para los cristianos«

Es esta moral, enseñada por la Iglesia, la que Tolkien hasta el final de sus días sostuvo, y al concebirla como propia del mismo sentido común, la sostuvo como aquella que aplica a toda la humanidad: “Ningún detalle de la moral obligatoria cristiana es válido sólo para los cristianos… (que es, por hipótesis, la moral correcta para todos…” (Carta 49).

En fin, dichas estas aclaraciones, solo nos queda recordar estas palabras, para que la obra del Profesor, más que ser tergiversada y moldeada para responder a intereses propios, sea un instrumento que nos señale la Verdad, eterna, inmutable y redentora.

Juglar Prieto

juglarprieto@srbombadil.com

BIBLIOGRAFÍA:

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4 comentarios

  1. Javier dice:

    Interesante el uso de la palabra deconstrucción, que ni siquiera el propio creador de esto ( Jacques Derrida) pudo definir en su totalidad.
    Por otro lado, sexualizar todo es parte de uno de los pormenores de la sobre información y bajada de inteligencia generacional.

    • Juglar Prieto dice:

      ¡Agradecemos el aporte! Sí, imaginamos que podía prestarse a malinterpretaciones. El término «deconstruido» acá no hace alusión al sentido de Derrida, sino al mero uso contemporáneo, y en menor medida, a Heidegger (quien es, de hecho, el verdadero autor del término «Destruktion», al que Derrida traduce como «déconstruction»). La noción de Derrida exigiría, claro, un enfoque más extenso.

  2. María de Guadalupe dice:

    Maravillosas palabras para tratar un tema tan desquiciado como la “inclusión” que pregona nuestro progresismo actual.

  3. Roberto dice:

    Pues yo he leído todas las obras de Tolkien y en ninguna hace inclusión de hombre con hombre ni de mujer con mujer, eso es totalmente una alegoría que pensó y estaba consiente de eso mas no lo llevo a cano en sus historias principales!

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