Existen temas susceptibles de volverse especialmente sensibles cuando las circunstancias oprimen, por ejemplo el que aquí trataremos: el patriotismo. Confieso, por ello, que escribir este artículo me ha llevado su tiempo, por lo que se vuelve justo darle comienzo con una advertencia. Esta es: amar la Patria implica necesariamente sentir, en algún momento, el aguijón del dolor.